domingo, 8 de febrero de 2015

"LOS OJOS CULPABLES"

LOS OJOS CULPABLES
Cuentan que un  hombre compró a una muchacha por cuatro mil denarios. Un día la miró y se echó a llorar. La muchacha le preguntó por qué lloraba; él respondió: -Tienes tan bellos ojos que me olvido de adorar a Dios.
Cuando quedó sola, la muchacha se arrancó los ojos. Al verla en ese estado el hombre se afligió y le dijo: -¿Por qué te has maltratado así? Has disminuido tu valor.
Ella respondió: -No quiero que haya nada en mí que te aparte de adorar a Dios.
A la noche, el hombre oyó en su sueños una voz que le decía:  “La muchacha disminuyó su valor para ti, pero lo aumentó para nosotros y te la hemos tomado”.  Al despertar, encontró cuatro mil denarios bajo la almohada.
La muchacha estaba muerta.
Ah’ Med Ech Chiruani,
H’adiquat el Afrah, en cuentos
Breves y extraordinarios
(recopilación de Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy),

Ed. Losada, 1973

"EL AMANECER"

EL AMANECER
Se alzó el viento del mar en las espumas y dijo: -¡Abridme paso, densas brumas!
Las naves saludó, y gritó: ¡A la vela, oh marineros, que la noche vuela!
A la tierra lanzóse apresurado, y le gritó: -¡Despierta, el día ha llegado!
A la selva le dijo: -¡Clamorea, y tu  verde bandera al aire ondea!
Del pájaro tocó la a la plegada:: -¡Despierta –dijo-, canta a la alborada!
Y al gallo de la rústica alquería: -¡Resuene tu clarín, se acerca el día!
Al maizal murmuró: -¡Dobla la frente, saluda la mañana refulgente!
En la torre gritó con voz sonora: -¡Despiértate, campana,  y da la hora!
El cementerio atravesó, y decía: -¡Dormid en paz; no es tiempo todavía!
Henry Longfellow

(estadounidense)

"ARTE POÉTICA"

ARTE POÉTICA
No hay duda que poetas y pintores siempre han sido legítimos señores de fingir y mentir, más que otra gente, lo sé muy bien yodos mutuamente nos pedios y damos este gran privilegio que gozamos. Mas no por eso se nos da licencia de escribir y pintar sin congruencia, de suerte que se junten como amigos dos animales entre sí enemigos, ose tengan cariño verdadero el tigre y el cordero, las aves y serpientes. Suelen ser graves, altos y excelentes muchos exordios, pero ¿en qué consiste? En que cualquier autor su exordio viste con un bello remiendo o porción buena de alguna tela ajena.
Empieza a hurtar de gana: ya pinta el bosque y templo de Diana, ya el inquieto arroyuelo que corre por el suelo, ya el Ródano, ya el Rhin, ya el arco hermoso a quien llamaron iris o lluvioso. Todo eso ahorra no venía al caso,  como si por pintare cruel fracaso de un naufragante triste y afligido, un ciprés me pintaras muy erguido. Formar quiso primero un cántaro de barro el alfarero, y en lugar de esta alhaja, torcido el  molde, sale una tinaja.
Tenga, pues, el poema ordenadas sus partes solo a un tema. También nos engañamos muchos poetas creyendo que acertamos:  la brevedad procuro, y entonces el poema sale oscuro; quiere otro hablar pulido y elegante, pero le falta el nervio y no es constante; habla el otro pomposo, pero le hace su pompa fastidioso.
El que escribe atendiendo a los temores de rígidos censores, que reparan el ápice y a tilde, nunca se eleva y siempre queda humilde.
El que quiere agradar con novedades forja mil falsedades, y pintará a un delfín, si se le apura, de un bosque n  la espesura; y si más le apurares a un jabalí lo pintará en los mares.
Si al deseo de no errar falta artificio, eso mismo es errar, esculpa y vicio.
Horacio, traducción de


Félix María de Samaniego

"LA ODISEA"

LA ODISEA
En el palacio real de Ítaca, Ulises es esperado en vano por su esposa Penélope y su hijo Telémaco. Han pasado muchos años y no hay  noticias del rey. Penélope es asediada por numerosos pretendientes, pero confía siempre en el regreso de su esposo, que cree sigue viviendo, y por ello aplaza indefinidamente su decisión de contraer nuevas nupcias. Durante cuatro años ha engañado a los pretendientes con una astucia: les promete elegir marido cuando acabe de tejer un gran manto, que durante la noche deshace para volver a empezarlo al día siguiente.
Telémaco marcha en busca de su padre, con grandísimo afán de encontrarlo, y esto da motivo a que corra, a su vez, innumerables aventuras.
En tanto, Ulises intenta regresar a Ítaca, pero se lo impiden seros obstáculos: tempestades, vientos turbulentos, magos islas movedizas, sirenas y otras dificultades. Uno de los terribles peligros por que pasan Ulises y sus compañeros de viaje es caer en poder de Polifemo,  espantoso cíclope devorador de hombres.
Al cabo de un buen tiempo, Ulises llega a Ítaca. Telémaco ha regresado poco antes y cuenta que ha oído decir que vive. Pero el héroe no se da a conocer de momento. Da muerte a todos los pretendientes, y al fin se presenta a su esposa y a su hijo, siendo reconocido por ellos en escenas conmovedoras. Hasta su viejo perro Argos  lo recuerda, pero no puede llegar a lamer la mano de su amo, porque muere en aquel instante.
Homero

(griego)

"LOS ARGUMENTOS"

LOS ARGUMENTOS
Veamos –plantea Zenón-. Aquiles y la tortuga se disponen a hacer una carrera. Aquiles es fuerte y rápido y corre a diez metros por segundo. La tortuga, en cambio, corre sólo a un centímetro por segundo. Pero Aquiles es noble y, para compensar esta diferencia le concede a su contrincante una pequeña ventaja. Craso error porque Aquiles nunca podrá alcanzara la tortuga.
-¿Cómo es posible, maestro?- preguntan sus discípulos.
-Muy sencillo -aduce Zenón-.
Cuando Aquiles llegue al uno en que se encontraba la tortuga al principio,  ésta habrá llegado a un segundo punto; y cuando el héroe alcance ese segundo punto, la tortuga estará ya en un tercer punto, y así sucesivamente hasta el infinito. Así pues, Aquiles jamás ganará a la tortuga: nunca el más rápido atrapará al más lento con tal de que éste disponga de una pequeña ventaja. De aquí se desprende que es imposible recorrer un espacio, puesto que para ello es preciso recorrer todos sus puntos intermedios, podemos afirmar que el movimiento es imposible. El filósofo Zenón de Elea espolea a sus discípulos con sus famosas paradojas.
Zenón

(Griego)

"LA GRAN MAQUINARIA"

"LA GRAN MAQUINARIA"
Los medios se transforman en fines. El reloj, que surgió para ayudar al hombre, se ha convertido hoy en un instrumento para torturarlo. Antes, cuando se sentía hambre, se echaba una mirada al reloj para ver qué  hora; ahora se lo consulta para saber si tenemos hambre. La velocidad de nuestras comunicaciones ha valorizado hasta las fracciones de minutos y ha convertido al hombre en un enloquecido muñeco que depende de la marcha del segundero.
Los teóricos del maquinismo sostuvieron que la máquina, al liberar al hombre de las tareas manuales, dejaría más tiempo libre para las actividades del espíritu. En la práctica, las cosas resultaron al revés y cada día disponemos de menos tiempo.  Los patronos, o el Estado Patrono, buscaron la forma de aumentar el rendimiento mediante la densificación de la labor humana: cada segundo, cada movimiento dl operario, fue aprovechado al máximo y el hombre quedó finalmente convertido en un engranaje más de la gran maquinaria.
Ernesto Sábado, Hombres y engranajes,

Buenos Aires, Emecé, 1951

"UN SISTEMA DE COMUNICACIÓN PROTEICO"

UN SISTEMA DE COMUNICACIÓN PROTEICO
(fragmento)
En los últimos siglos, el poder político y militar estaba centralizado y concentrado en edificios emblemáticos, como los castillos, palacios, monasterios, cuarteles y fortalezas, ubicados de modo estable en un punto del espacio y, por tanto,, blanco eventual del ataque físico de sus enemigos. Para atacar aquellos centros de poder había que recorrer caminos o carreteras, o surcar mares o ríos, desplazando físicamente a los atacantes y a su armamento. Con el paso de los años, aquel mundo territorialmente extenso de viajes y de transporte se perfeccionó con las vías férreas, las autopistas y las rutas aéreas infraestructuras basilares en la era de los transportes. Pero cuando apareció Internet, que culminó el perfeccionamiento de los sistemas de telecomunicación  electrónica, la concepción tradicional del espacio, de las distancias y del poder fue literalmente dinamitada. A los centros de poder físico –castillos, fortalezas- sucedió la deslocalización y el nomadismo de los centros de decisión e influencia. De modo que las redes informáticas, sistema nervioso de la sociedad de la comunicación, se convirtieron en el instrumento privilegiado al servicio de unas élites de poder nómada e inasible –por encima de las fronteras nacionales-, para ordenar transferencias de capitales, pedidos comerciales, cerrar alianzas oligopolíticas, fijar precios, etc. Esta disipación del espacio físico tuvo su mejor metáfora lúdica en la ubicuidad virtual de los espacios sintéticos planetarios de algunos parques temáticos, en  los que sólo diez pasos separan un templo budista del Tíbet del Empire State  Building. El otro rostro político, supuestamente ventajoso, de la sociedad cableada es el que representa el arraigado mito de la democracia informática directa y participativa en tiempo real, mediante referendos y votaciones cableadas de los teleciudadanos ante cuestiones de interés público. Pero la llamada “república electrónica” o democracia directa plebiscitaria de flujo continuo ha sido también criticada con frecuencia por eludir la mediación racional de un debate reflexivo y por prestarse a manipulaciones incontroladas, que marginan las reglas garantes del juego democrático.
En cualquier caso, la  gran ágora informática, que algunos teóricos exaltan como la culminación del sueño político libertario de la expresión y comunicación universal sin trabas, como la plasmación gozosa de la “anarquía autogobernada”, tiene sus límites y sus controles. Para empezar, el FBI ha creado ya hace años su ciberpolicía, la Nacional Compute Crime Squad, que patrulla por las autopistas de la información –y no es la única--, como la policía de tráfico lo hace  por las carreteras. Y en la medida en que Internet se ha convertido en el punto de encuentro del utopismo libertario y de los intereses del neoliberalismo ha dado entrada arrolladora a los intereses económicos en los que este último se sustente, para convertir a Internet en lo que Bill Gates ha llamado, con su utopismo social interesado, “la calle comercial más larga del mundo”. De manera que hemos pasado de un sistema de comunicaciones científicas aun zoco en el que ahora prevalecen en cambio las actividades mercantiles. O para decirlo más crudamente todavía, se ha transitado velozmente del modelo académico y libertario al hegemonismo comercial, del ágora social al mercado público.
Román Gubern, El eros elecrónico,

Madrid, 2000.