domingo, 8 de febrero de 2015

"GILGAMESH Y ENKIDU"

GILGAMESH Y ENKIDU
(Adaptación)
El pueblo de Erek no podía sufrir el  dominio de Gilgamesh, cuya fuerza se hacía sentir sobre todos sus habitantes. Las súplicas de aquellas pobres gentes llegaron al oído de la diosa Aruru y decidió crear, con un poco de barro, un hombre capaz de oponerse a Gilgamesh. Este hombre fue Enkidu.
Para endurecer su naturaleza, se le acostumbró a vivir entre animales salvajes, y así se hizo un temible enemigo de los cazadores vecinos. Nadie podía perseguir a las fieras en su presencia. Por esto, los cazadores decidieron buscar un medio para alejar a Enkidu de aquellos bosques. Uno de ellos dio con la idea que había de sustituir el efecto deseado. Enkidu era valiente y no  había que pensar en vencerle por la fuerza. Por eso era necesario valerse por la fuerza. Por eso era necesario valerse de la astucia. Estaba acostumbrado a tratar con las fieras; pero nunca había conocido a una mujer. Por eso se valdrían de una cortesana  para lograr sus designios.
Buscaron una hermosa mujer, y la encontraron. Le hicieron saber lo que deseaban de ella y, una vez aleccionada, marchó hacia el bosque, en busca de Enkidu.
Este, al verla, no pudo contener su asombro; toda su fuerza desapareció como por encanto y no supo resistir  a sus seducciones.  Ella lo convenció de ir hacia Erek.
Gilgamesh tuvo un sueño extraño: vio caer ante él una especie de toro celeste. Cuando despertó, pidió a su madre que le explicara el sueño y ella le dijo que  esa aparición era la de un hombre semejante a él, en cuanto a poder; pero que Gilgamesh había de ser benévolo con él.
Mientras tanto, Enkidu seguía su camino hacia Erek. Al entrar en la ciudad, conoció a Gilgamesh, y al momento se hicieron amigos, admirándose mutuamente su valor. Gilgamesh comprendió el significado del sueño que había tenido.

Los dos amigos decidieron recorrer el mundo en busca de la inmortalidad. Desde entonces, fueron inseparables amigos. Sus hazañas contra mortales  dioses se volvieron legendarias.
Tomado de La Epopeya de Gilgamesh,
de la  mitología sumeria.

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